Sigüenza, 2 de julio de 2022
NUESTRO PRIMER MOMENTO
Día de otro nuevo reencuentro. De nuevo ese cosquilleo agradable y nervioso,
casi de quincieañero, me envolvió la noche anterior, sintiendo un confuso sudor en mi espalda con
el deseo de que sonara el despertador para dar por terminada esta noche casi en
blanco.
Y sonó. Apenas un
pitido. 10 minutos después, el café con
nicotina se abría paso en mi garganta.
Calenté la voz la tarde anterior para 5 años después volver a cantar en
nuestra Misa. Mi guitarra me acompañaría como casi siempre para ayudar a envolvernos
a todos en esas viejas canciones que durante 35 años volverían a resonar en
nuestros recuerdos como casi nunca.
Llegamos puntuales. Los primeros abrazos fueron, de
Sevillano, a Gallego y Segoviano. Todo
muy provincial. En medio minuto, se extendieron al resto de los que ya habían
llegado, que en el fresquito de la
entrada al colegio se refugiaban del calor que ya se abría paso.
Y Yo también busqué ese refugio.
Y vuestro
refugio.
Y también encontré el calor de esa amistad, recuerdos,
besos, abrazos.............
Y presente.
El paseo a la Alameda se hizo de manera escalonada, pero
todos llegamos a la vez, incluso los rezagados que no pudieron llegar a la
Misa. Había sitio para todos, y para cada uno. Todos rebosabamos una sonrisa
juvenil, y todos escondimos las mochilas que la vida nos ha ido dando.
Todos éramos iguales.
Y
todos fuimos cada uno.
Comida distendida.
Móviles que circulaban de mano en mano con fotos del ayer y del mañana. Pasajes
de nuestras vidas, algunos desconocidos, y enseñanzas de peajes de momentos
que, por suerte, ya son historia.
Y resurgió, de
nuevo, la sensación de que siempre estuvimos ahí mismo, aunque a veces perdimos
el contacto entre el devenir del día a día.
Y no: esta vez, no me perdí a solas por las calles de
Sigüenza. No quise buscar ese momento
conmigo mismo, porque Sigüenza estaba en cada abrazo, en cada risa, en cada conversación y en cada relato. Y en cada
mirada de nosotros reconocía una parte de esta Sigüenza, y en cada recuerdo,
un rincón de su pasado. Y qué mejor manera que sentir esta ciudad con
los trocitos de su esencia en cada uno
de nosotros impregnados.
De nuevo nos envolvió un mismo sentimiento. De nuevo percibimos cada cual que éste no fue
el último sino el primer momento con el hemos dado comienzo al resto de
nuestras vidas..........
Juntos.
(M. A. Sevillano)







