martes, 10 de mayo de 2022

V ENCUENTRO EX-ALUMN@S SAFA-URSULINAS COU 85/86

Sigüenza, 2 de julio de 2022  


NUESTRO PRIMER MOMENTO

Día de otro nuevo reencuentro.  De nuevo ese cosquilleo agradable y nervioso, casi de quincieañero, me envolvió la noche anterior,  sintiendo un confuso sudor en mi espalda con el deseo de que sonara el despertador para dar por terminada esta noche casi en blanco.

Y sonó.  Apenas un pitido.  10 minutos después, el café con nicotina se abría paso en mi garganta.  Calenté la voz la tarde anterior para 5 años después volver a cantar en nuestra Misa. Mi guitarra me acompañaría como casi siempre para ayudar a envolvernos a todos en esas viejas canciones que durante 35 años volverían a resonar en nuestros recuerdos como casi nunca.

 Llegamos puntuales. Los primeros abrazos fueron, de Sevillano, a  Gallego y Segoviano. Todo muy provincial. En medio minuto, se extendieron al resto de los que ya habían llegado,  que en el fresquito de la entrada al colegio se refugiaban del calor que ya se abría paso.

 Y Yo también busqué ese refugio. 

          Y vuestro refugio.

 Y también encontré el calor de esa amistad, recuerdos, besos, abrazos.............

                    Y   presente.

 El paseo a la Alameda se hizo de manera escalonada, pero todos llegamos a la vez, incluso los rezagados que no pudieron llegar a la Misa. Había sitio para todos, y para cada uno. Todos rebosabamos una sonrisa juvenil, y todos escondimos las mochilas que la vida nos ha ido dando.

 Todos éramos iguales.

               Y todos fuimos cada uno.

 Comida distendida.  Móviles que circulaban de mano en mano con fotos del ayer y del mañana. Pasajes de nuestras vidas, algunos desconocidos, y enseñanzas de peajes de momentos que, por suerte,  ya son historia.

 Y resurgió,  de nuevo, la sensación de que siempre estuvimos ahí mismo, aunque a veces perdimos el contacto entre el devenir del día a día.

 Y no: esta vez, no me perdí a solas por las calles de Sigüenza.  No quise buscar ese momento conmigo mismo, porque Sigüenza estaba en cada abrazo, en cada risa, en  cada conversación y en cada relato. Y en cada mirada de nosotros reconocía una parte de esta Sigüenza, y en cada recuerdo, un  rincón de su pasado. Y  qué mejor manera que sentir esta ciudad con los  trocitos de su esencia en cada uno de nosotros impregnados.

 De nuevo nos envolvió un mismo sentimiento.  De nuevo percibimos cada cual que éste no fue el último sino el primer momento con el hemos dado comienzo al resto de nuestras vidas..........

 Juntos.

(M. A. Sevillano)
























viernes, 27 de enero de 2017

CUARTA CITA EN LA CIUDAD DEL DONCEL



  
 
CARMEN BENITO. Madrid 2-05-2017

Llegó el 22 de abril y sonó otra vez el despertador después de dos años. Había dormido poco esa noche y aunque me desperté pronto, parecía que las cosas por hacer se multiplicaban; y tanto me entretuve, que llegué tarde a mi cita con las chicas para irnos juntas a Sigüenza. Quién sabe si os sucedió lo mismo a  vosotros...
 
Paradas antes del destino final.

Parada obligada para desayunar por segunda vez en Torija, para continuar hasta nuestro próximo destino: Aragosa. Allí descubrimos un pueblo pequeño y recóndito, protegido por los riscos junto al cauce del Río Dulce. La temperatura  del día acompañaba a nuestro paseo mientras deambulamos por sus calles, saludamos a varios vecinos y observamos su merendero y lavadero, junto a una fuente de donde brotaba un agua fresca y rica. No podían faltar las fotos en muestro recorrido, al igual que nuestra complicidad y alegría por el reencuentro. Tan sólo éramos seis, porque el resto de nuestros compañeros nos esperaban a las puertas de La Safa.  Y tanto nos retrasamos (entono la mea culpa) que se cansaron y se marcharon al Bar Alameda a tomar unas cervezas. Allí nos incorporamos cuando llegamos.

 
¿Cómo no caminar por La Alameda?

Al principio parecía que seríamos menos de los esperados, pero los últimos días hubo sprint para los rezagados, entre los que me incluyo. Y por cuarta vez pude comprobar cómo algunos son repetidores en todas las campañas, de lo que me alegro infinito. Esta vez no hubo misa y esto propició que a pudiéramos dormir un poco más, a pesar de desear llegar a Sigüenza lo antes posible; como habéis deducido: incumplí en todo.

Tras esa primera parada, seguimos nuestra ruta por La Alameda y nos paramos a observar los coches antiguos, pero bien conservados, que allí había expuestos. A más de uno nos habría gustado dar un paseo en ellos y sentir su velocidad mientras el viento azotaba nuestra cara. Como no era posible, nos consolamos con posar junto a alguno de ellos mientras se oían bromas y chistes. Después nos sentamos en uno de los chiringuitos hasta la hora de la comida. 


“El Mesón”, ya una tradición.

El Mesón nos esperaba abarrotado de gente. Esta vez tuvimos que conformarnos con salir a la terraza después del café, porque estaba completita y no cabía ni un alfiler. Saciamos  el apetito y salimos entonces a pasar allí la sobremesa, que se prolongó hasta que se encendieron las farolas. Fue una tarde de risas, cantos acompañados de guitarra (que no de sirenas) y hasta de casi remojón. 

 Algunas internas aprovechamos un momento para hacer una visita a las monjas del colegio, que se alegraron mucho de vernos. Recorrimos el claustro, lleno de macetas coloridas y salimos a su patio, donde una estatua de piedra recuerda la labor de las madres y en el que, curiosamente alguna no había pisado nunca en sus años de estudiante. Comprobamos que la esencia permanece en sus muros, pero también hay sitio para los avances tecnológicos, como el ascensor, que se hizo un hueco en una esquina o el móvil, por el que las monjas se comunican. Y es que la campana de ese claustro, ya no tiene un repique diferente para llamar a cada una de las monjas, aunque allí sigue como símbolo de lo que representó. 

 Volvimos al lugar donde les habíamos dejado y allí seguían todos, pero la guitarra se había esfumado. Parece ser que en nuestra ausencia entonaron canciones legendarias de grupos de la época de estudiantes ¿Estarían cansados de modular sus voces o sería que querían pasear un rato ahora que el calor había bajado? Pues… ni guitarra, ni paseo.


 Sigüenza nocturna y cena de despedida

 El atardecer se acercaba y dio paso al encendido de las farolas, mientras el frío de la noche se instalaba en la terraza. Algunos se fueron marchando y los que quedábamos bajamos hacia La Alameda para seguir hasta nuestro siguiente destino: El Castilla, ahora reformado, nos aguardaba para picar algo. Esta vez fuimos unos pocos menos y cuando acabó la cena, algunos concluimos nuestra jornada por tierras alcarreñas y otros siguieron disfrutando de la noche seguntina. Parece que el domingo también dio de sí, pero esa es otra historia...
 

GRACIAS: a los que os involucrasteis para que esta cuarta ocasión se llevara a cabo; a los que nos acompañasteis y conseguisteis que fuera otro día inolvidable. Y a los que por circunstancias no pudisteis asistir esta vez, sabed que os esperamos en la siguiente.

¡¡SEGUIMOS EN CONTACTO AMIGOS!!

martes, 31 de marzo de 2015

27 DE JUNIO DE 2015: OTRO DIA INOLVIDABLE

 
  
El tiempo se detuvo una vez más

CARMEN BENITO. Madrid 29-06-2015

Amaneció caluroso el 27 de junio, tal y como anunciaban los pronósticos para toda la península. Nosotros tampoco nos libramos de las altas temperaturas durante del día, aunque la noche dio una tregua. Era el tercer encuentro y aunque esta vez parecía que no seríamos demasiados, al final se unieron más de los esperados.

Muros que abrazan y enseñan
Llegamos a Sigüenza poco después de las 10 y el sol ya prometía, pero al entrar en nuestro colegio y acto seguido en la iglesia, comprobamos que los muros nos abrazaban con su frescor, al igual que las madres, ya poquitas, pero que siempre nos abren sus manos por mucho tiempo que pase. Fuimos también pocos durante la eucaristía, pero no por ello dejamos de celebrarla con las mismas ganas y las canciones de antaño, aunque esta vez y como hicimos en el anterior encuentro, añadimos un toque de esperanza, tema que alegró no solo a la madre Asunción, sino a algunos más (a juzgar por sus movimientos, como si de una canción góspel se tratara). El sacerdote que presidió el acto había llegado recientemente de las misiones y no nos conocía, pero le bastó saber que éramos antigu@s alumn@s; en la homilía nos animó a no perder esta costumbre de reunirnos y en nuestro caso, le gustó que comenzáramos con la misa, pues otros grupos van a diferentes sitios y en nosotros se apreciaba por este gesto los valores que nos habían inculcado aquí años atrás.

 Recorrido por los colegios: modernidad y tradición conviven y se dan la mano

Tras la misa, fuimos a ver parte del colegio: comedor, claustro (ahora en obras), polideportivo y patio del árbol (ya sin él), donde cada momento quedó inmortalizado en muchísimas fotos, como no podía ser de otra forma. No podíamos parar, por lo que tras el toque de la última campanita instalada, decidimos seguir hasta La SAFA, donde comenzamos por la moderna sala de visitas y su hall con sus pantallas LED, que contrastan con sus cabinas telefónicas y el resto de las estancias. La mayoría visitamos la capilla y el patio por el que se accede; sólo 5 intrépidos recorrimos el resto del colegio: aulas, gimnasio, sala de juegos, dormitorio, cocina, comedor de los docentes y hasta el mismísimo comedor de Harry Potter con sus paredes de piedra, cual antigua fortaleza o castillo salvando las distancias, sus pequeñas ventanas, sus arcadas y madera en el techo (no sabíamos muy bien si algo sobrevolaría la estancia como en la peli o si se descolgaría algún personaje desde el tapiz de la pared)... y todo este recorrido a través de anchos pasillos y otros estrechitos serpenteados por escaleras a modo de laberinto. Creo que de haber estado interna allí, me habría perdido. Mientras tanto, el resto del grupo se desesperaba para que volviéramos y hacernos la foto de familia en la escalinata principal.
 
Visitas sorpresas cargadas de experiencias
Hecha la foto, nos dirigimos al restaurante “El Mesón” donde tuvimos ocasión de saludar al director de la Sagrada Familia, D. Miguel Ángel García Tabernero, e intercambiar sonrisas e impresiones con el resto de l@s compañer@s que seguían llegando. El ambiente era distendido y así continuó durante la comida, donde tuvimos el privilegio de compartirla con nuestro antiguo profesor, nuestro querido  “Pajarillo”, José Miguel Jiménez, y su mujer, también antigua alumna del colegio. Como colofón a la comida, nos visitó D. Juan, profesor que impartía gimnasia en el colegio de los chicos y que elaboraba las tablas magistrales que podíamos contemplar cada año durante la fiesta de fin de curso en el Oasis.

Precisamente hasta el Oasis nos acercamos después de ir hasta la estación y pasar por “La Antigua”. Pero el Oasis estaba cerrando sus puertas y solo dimos un pequeño paseo por su lado izquierdo, mientras las imponentes rocas cubrían los últimos rayos de sol y el calor daba una tregua, dando paso a la noche. Y de noche se nos hizo esperando a los que faltaban para la cena en la que estaba previsto disfrutar del karaoke, anulado por ser tan pocos. Pero como Murphy siempre está enredando, al final el karaoke no se llevó a cabo, pero si se animaron más comensales de los previstos. Poco a poco nos fuimos marchando y allí os dejé a la inmensa mayoría, disfrutando de la tertulia en esa terraza que ya no nos es desconocida; apuesto a que algunos prolongasteis la noche seguntina, como si el tiempo, una vez más, se hubiera detenido.
A los que estuvisteis y ya os conocía fue maravilloso compartir el día nuevamente y continuar con nuestras vidas, tras este kit kat. A los que veníais por primera vez espero que repitáis y a los que no pudisteis acompañarnos, os echamos de menos.

A todos ¡¡Sed felices y hasta la próxima!!
 
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Miguel Ángel Sevillano Ureta. Madrid, 30 de junio de 2015.

Dos años tardó en sonar de nuevo esa alarma, que no despierta. Esa alarma que sólo acelera el pulso de la espera. Esa alarma que indica que llega el día,  después de dos años sin vacío porque la inercia nos arrastraba una vez más, como sin darnos cuenta, a llenar de cuerpos tantos recuerdos y motivos.

La guitarra aun sonaba aunque no como antaño, y las voces aun entonaban esas letras a veces confusas desde nuestra vista cansada ó miopía. Y de nuevo cerré los ojos para dejarme envolver por esos acordes que, a ciegas, mis manos se esforzaron en dibujar en la que fue y es mi guitarra y que, una vez más volvió a sonar con el orgullo de hacerlo allá donde aprendí a amar la música, no como arte sino como un sentimiento de vida.

Y acabó la Misa. Y no. Esta vez no hablamos de aquellos años. No tanto. Y no lo hicimos porque ahora somos presente y no solo recuerdos. Porque fuimos confidentes y ahora complementos de nuestro día a día. 

Fuimos rebeldes con causa y ahora la causa de aquellos momentos, y echo la vista atrás otra vez: lo siento, no puedo evitarlo: Fuimos el día, la noche, el estudio, los novios, las novias, los bobos, las fobias, los malos, los buenos, Fuimos cobardes, valientes, altruistas, sinceros, bromistas, pícaros, inocentes, precoces, parados, Y ahora somos la esencia de unos valores labrados por cada uno al abrigo de todos nosotros.

Y paseamos por aquellos pasillos y patios donde en su día solo vimos muros, a sabiendas que hoy no son ya tan altos. A sabiendas que al otro lado de ellos hemos sabido bailar cada una de nuestras vidas sin  tener miedo en  la derrota ni regocijo en la victoria. Y paseamos por aquellos rincones, tras aquellos muros donde aprendimos la  prudencia y el respeto.

 
“Muros que atrapan,  muros que enseñan”.

 
Esta vez no llovió. Esta vez apenas paseé con mi silencio y no compuse  imágenes de rostros sin nombre y nombres sin rostro. Esta vez no hacía falta. Esta vez me dejé llevar sin rumbo, sin  relojes de pulsera y sin   mensajes en el   móvil. Esta vez la esencia de  esos valores y  la sensación de lo importante  que es la amistad,  estaba delante de mis narices. Estaba ante mi rostro  como los fuegos artifíciales en una noche de feria.

 Y se ocultó el día. Y me acosté poniendo la alarma activa para escucharla replicar de nuevo dentro de dos años, y esperaré ese día para volver a sentir tras su sonido cómo vuelve a acelerarse mi pulso. Tal y como sucedió este sábado. Tal y como sucedió hace dos años. Tal y como sucedió hace cuatro y quizás, desde siempre aunque no nos hayamos dado cuenta.


lunes, 22 de abril de 2013

20 DE ABRIL DE 2013. EL ENCUENTRO DE LA DIVERSIÓN.

 

 
 
Sigüenza, dos años después… del 25 aniversario
 
CARMEN BENITO. Madrid 22-04-2013 .
El pasado sábado volvimos a Sigüenza, un día con el que soñábamos desde hace dos años y que habíamos preparado con mucha ilusión durante meses. Era el segundo encuentro de safos y ursulinas de la promoción 85-86 más todos los agregados, entre los que me incluyo. Si el primero (30 abril 2011) fue un día marcado por la emoción, éste estuvo marcado por la diversión, sin dejar de lado cientos de emociones, sensaciones y recuerdos. Y es que a pesar de la bajada brusca de temperaturas del día anterior, el termómetro corporal estuvo por las nubes durante todo el día. 
La Eucaristía
 
Nos habíamos citado a las 12 de la mañana en la puerta de La SAFA. Como siempre, los del coro una hora antes para ensayar las canciones, que como años atrás, Use había traído para todos y que encontrasteis en los bancos de la capilla del colegio. Quisimos incluir varias de las de la primera vez, como el Ven Sígueme (tema que cantaron los coros de ambos colegios en el Cuarto Festival de la Canción Vocacional y este día a tres voces) y algunas nuevas: comenzamos con “Hoy Amanecióha parado de llover  (algo simbólico, después de un invierno cargado de lluvias, que también fue interpretada en su día en el Tercer Festival) para terminar con un mensaje positivo ante la actual crisis y que fue de Color Esperanza”, la de Diego Torres. Esta vez la misa fue presidida por D. Rafael Amo Usanos, director de la SAFA, que estuvo acompañado por D. Pedro y D. Antonino; éste último nos dijo que habíamos pasado de ser ovejas a pastores y que todo lo que enseñáramos y compartiéramos con nuestros hijos, sería algo que nunca se les olvidaría.
 

Y antes de la comida…
Acabada la misa no podía faltar alguna foto para el recuerdo: en la capilla, el patio, la escalera y en la puerta del colegio. Apuesto a que algún despistadillo se las perdió y es que había muchas ganas de diversión. Como quedaba más de hora y media para la comida había que hacer tiempo y ¿qué mejor que tomar un refresco en los chiringuitos de La Alameda? Pues dicho y hecho, Fue el momento en el que aproveché para hacer una visita a las monjas y para revisar lo que sucedía en el resto del mundo para mi informativo de fin de semana, pues a pesar de nuestro encuentro el planeta Tierra sigue girando (por si no os habíais dado cuenta, cosa lógica por otro lado…)

Lo siguiente fue la comida en el restaurante CASTILLA. Allí comprobé que al final no seríamos tan pocos como parecía en un principio y al igual que al inicio de la misa, fue otro momento de saludos, reencuentro con personas entrañables que hacía tiempo que no veíamos, besos, abrazos, bromas, risas y sobre todo buen ambiente. D. Pedro y Cristina, la profe de matemáticas nos acompañaron también y al acabar volvimos a ver (aunque apenas escuchar) el vídeo que habíamos preparado con tanta ilusión para el primer encuentro, al que Use añadió todas las fotos que restaban del 30 de abril de 2011, pues algunos no habían tenido ocasión de verlo. Fue divertidísimo comprobar las caras de algunos, así como los comentarios y cómplices sonrisas al paso de cada una de las fotografías (algunos, incluso se sonrojaron al verse de nuevo tan bien acompañados). Si alguno no pudo verlo bien o escucharlo no importa porque tendrá ocasión de hacerlo nuevamente, pues Use nos regaló un pendrive con dicho vídeo para que podamos compartir esos momentos con nuestros familiares y amigos. Después de este vídeo vimos otros de antaño celebrando en el Oasis la fiesta de fin de curso de La SAFA haciendo las complicadas tablas de gimnasia. Sólo Use sabe cómo los consiguió…
Bien, pues ya habíamos comido y quedaban dos horas al menos para la cena y posterior concierto que prometía ser muy animado con ESTUDIO 80. Momento nuevamente de despedidas para los que se marchaban y para el resto de seguir “reconociendo” la Ciudad del Doncel.

 
 
Ágape y concierto de los 80
Casi estaba anocheciendo, ocasión que algunos aprovechamos para disfrazarnos con las ropas, pelucas, complementos y “gafitas” que Auxy se encargó de traer. Seguro que para ella fue una tarea laboriosa, pues había para todos. El momento de vestirnos fue de lo más divertido y sobre todo lo que nunca olvidaré son las caras de los propietarios del hotel donde algunos os alojasteis, que no daban crédito a tenor de sus expresiones. Se hacía tarde y el resto habíais empezado a dar debida cuenta del ágape, mientras nuestros WhatsApp no paraban de sonar para que aceleráramos. Tranquilos, que de esto hay documento gráfico, al igual que de la comida. Menos mal que era ya de noche y que fuimos en coche hasta el ASADOR DE SIGUENZA, ubicado en La Alameda, porque si no aún estarían hablando de nosotros en toda la comarca.   
Todavía retumban en mis oídos las risas al vernos llegar y cómo se animaron algunos más colocándose pelucas, vestidos y todo tipo de accesorios para disfrutar de la fiesta. Una fiesta que el grupo de Guadalajara ESTUDIO 80 se encargó de caldear, ¡¡si es que el ambiente estaba ya poco animado!! Un repertorio amplísimo de canciones de los 80 que todos coreamos y  bailamos y que apuesto que disfrutamos más que entonces porque estando internos no había ocasión de hacerlo. Grupos y cantantes míticos de la música española y extranjeros como Nacha Pop, Los Secretos, Alaska y Dinarama, la Guardia, Radio Futura, Loquillo o Dire Straits se unieron a muchos más de entonces y de ahora, como Fito y Fitipaldi interpretados maravillosamente bien por el grupo alcarreño. Y como en todos los conciertos y ya finalizando, el solista presentó a cada uno a uno a los componentes del grupo. Y como en todos los conciertos los músicos se despidieron. Y como en todos los conciertos pedimos OTRA y hubo bises. Y después dieron las gracias al inestimable y animado público, esperando volver la próxima vez. En este caso éramos safos y ursulinas ¿quién nos iba a decir hace casi 30 años que disfrutaríamos de algo similar y sólo para nosotros?
En honor a la verdad he de decir que lo pasamos de cine… y que esperamos repetir en poco tiempo. Con los organizadores tan maravillosos que tenemos aseguro que el éxito está garantizado. A los que estuvisteis fue un placer pasar juntos más de 12 horas y a los que no pudisteis asistir que sepáis que os recordamos y que esperamos volver a vernos. Desde Madrid os mando un besos a los unos y a los otros y GRACIAS por todo lo que compartimos y nos queda por compartir  ¡¡¡ SOIS FANTÁSTICOS!!!



SOLO DIEZ MINUTOS...

No notaba frío.

No llovía.

No temía no reconoceros ya que nos habíamos visto hacía apenas dos años (a algunos hace bastante menos).

Sé que no lloraría al regresar.

Sé que no me quedaría con la sensación de que ese próximo tercer encuentro nunca se volverá a producir.

Sé que nos volveremos a reencontrar.

Y así amanecí. Nervioso durante una larga noche dando vueltas en la cama; nervioso por si el despertador no sonaba. Pero sonó. Lo hizo bastante después de que mis ojos hubieran logrado su diámetro normal.

Cogí la guitarra. Cogí la pandereta (que no llegamos a usar). Cogí dos magdalenas para el camino. Cogí esa sonrisa, rescatada en abril de 2011, y que resultaba ser la misma que guardaba en mi memoria desde hacía 27 años.

Llegue a mi destino. Era pronto aun y tomé café.


Estaba solo.

Quería estarlo.

Necesitaba estarlo.
 
Aunque fuese un momento.

Y paseé: 10 minutos nada más, 10 minutos en los que una vez más me dejé envolver por la magia de Sigüenza.

Faltaban seis minutos para las once. En la puerta de la Safa estaban los más madrugadores. Quizás aquellos que aun durmieron más nerviosos que yo. Abrazos. Alguien se asustó al verme “¿Y la guitarra?” me preguntaron. “Ahora voy a por ella”, respondí.

Y ensayamos las canciones de la misa. Mis dedos no siempre alcanzaban a tocar la cuerda apropiada de la guitarra, “debí ensayar en casa más veces”– pensé. Pero mi sensación es que sonaron bien las canciones. Sobre la misa solo decir que me alegré de ver a “nuestros” curas en el Altar. Y aun escucho dentro de mí esas palabras de Antonino tras la comunión. Espero seguir oyéndolas toda la vida.

Momento de saludos. Eché en falta en este encuentro a varios de nosotros, pero permitidme, sin desmerecer a nadie, que a título personal mencione cuatro nombres por esa especial o quizás más intensa relación que mantuve en aquellos años con ellos: Arturo (Boxi), Adolfo (Baeza), Gregoria y Santi (Cuca).

El resto del día fueron momentos de vivencias, recuerdos y sobre todo muchas risas. No me detendré en recordar cada charla ni cada abrazo. Creo que al igual que relaté hace dos años, volví a ver caras de las que no recordaba su nombre, y recordaba nombres a los que no ponía cara, pero durante estas horas todos éramos uno, todos disfrutábamos juntos de esas horas con la ilusión del reencuentro y el deseo de repetirlo.

Todos estábamos envueltos por la magia de Sigüenza.

¿De verdad que nadie más paseó a solas durante diez minutos?

 
Miguel Angel Sevillano.


 
 

lunes, 2 de mayo de 2011

VIVENCIAS DEL PRIMER ENCUENTRO

30 DE ABRIL DE 2011 O CRÓNICA DE UN DIA INOLVIDABLE...

CARMEN BENITO. Madrid.
Reunión de antiguos alumnos de Safa y Ursulinas 25 años después, un día marcado por la emoción.
El día amaneció gris en toda España y la amenaza de lluvia se dejaba sentir cuando llegamos a Sigüenza, aunque teníamos la esperanza de que respetara nuestro encuentro para poder subir al Oasis a última hora de la tarde. Pero antes el día prometía muchas emociones…
Y así fue: la cita era a las 10:30 en la puerta del colegio de las chicas, aunque los componentes del coro habíamos pensado llegar antes de esa hora para ensayar las canciones que cantaríamos durante la misa, que oficiaría D. Pedro, acompañado de D. Antonino; semanas antes y gracias a las nuevas tecnologías, nos habíamos intercambiado correos electrónicos y llamadas telefónicas para decidir las canciones que todos encontraríais en los bancos de la iglesia y que Use se encargó de traer y repartir. La emoción del encuentro se dejaba notar en nuestras caras: besos, abrazos y hasta alguna lágrima y es que con algún@s no habíamos vuelto a tener contacto desde que estudiamos junt@s.
La misa sería el primer acto del día y estuvo marcada por la participación de varios de nosotros, y también de Esther y Cristina, en aquellos años profesoras de francés y matemáticas. El coro conjunto de ambos colegios acompañó la eucaristía, que, tras 25 años separados, demostraron que si se quiere se puede. El “A través del Tiempo”, más conocida como “Ven Sígueme”, canción con la que participaron en el año 85 en el Festival Vocacional y compuesta por uno de sus miembros para la ocasión, sirvió de colofón a este solemne y entrañable acto, en el que se recordó también a los que alguna vez formaron parte de ambos colegios, pero ya no están entre nosotros.
El siguiente paso fue recorrer los dos colegios y descubrir los secretos mejor guardados de ambos, pues en época de estudiantes pocas veces los chicos habían visitado ciertas zonas del otro colegio y viceversa. El buen ambiente reinaba y las bromas se sucedieron por parte de todos y es que el increíble día no había hecho, sino comenzar. Todavía quedaban muchas cosas por vivir, pero el hambre hacía minutos que se había dejado notar, por eso lo mejor era marcharnos hacia el restaurante “El Mesón” donde nos esperaba una suculenta comida, precedida por un coctel servido en la terraza. De momento, seguíamos sin lluvia ¿sería posible que esta vez el hombre del tiempo se hubiera confundido en sus pronósticos?
A la comida siguió una copa en la terraza y una animada conversación, mientras los anfitriones preparaban todo lo necesario para proyectar un vídeo, realizado con inmenso cariño, con todas las fotos que llegaron meses y días antes al blog. Si el día había sido emotivo, tenía que continuar y todos nos sorprendimos y alegramos de reconocernos hace 25 años o quizás más en aquellas fotos que ya habíamos visto en el blog y otras que habíamos hecho esa misma mañana y que fueron adornadas con música, acontecimientos históricos de la época, texto, poesía y alguna locución.
La tarde estaba cayendo y llegaba el momento de la despedida, al menos en el restaurante: el maestro de ceremonias fue Fermín Caballero, que, con un discurso inmemorable, nos hizo retroceder de nuevo hasta la vida en Sigüenza de nuestra época de estudiantes. Le siguieron unas palabras improvisadas y emocionadas de nuestras antiguas profesoras Esther y Cristina. La primera, a la que todo lo vivido este día le pareció “muy fuerte”, recordó de nuevo, como ya hiciera durante la misa, a los que ya no están y continuó rememorando anécdotas de la época como si de ese mismo momento se tratase; además nos contó sus dos secretos para seguir estando estupenda. Cristina, por su parte, nos dijo que a pesar de los momentos duros tras su salida del colegio, el vernos ahora, compartir y disfrutar con nosotros el día y sentir lo que la queremos, le servía para comprobar que 20 años de su vida si habían servido y mitigaba lo pasado entonces. Pero todavía quedaban emociones por vivir y sin duda, José Ignacio, encargado de cerrar el acto, lo demostró cuando la voz se quebró en su garganta y las lágrimas afloraron a sus ojos y es que estaba emocionado desde que encontró a Use en Barbatona en el 2010 y acordaron preparar este acto, que sin duda ha sido inolvidable.
Tras tantas emociones vividas, lo mejor era tomar un poco de aire, por lo que continuamos con el itinerario que nos habíamos marcado y, los que todavía quedábamos, subimos hasta el Oasis. Allí algunos intentaron repetir los ejercicios de las tablas de gimnasia de antaño, mientras otros continuaban con las bromas, los recuerdos y las fotos. Pero el día ya estaba para pocas fotografías, al menos en el exterior, porque además de que la luz estaba a punto de marcharse, la lluvia, que durante todo el día nos había respetado, quiso sumarse a nuestro encuentro e hizo acto de presencia. Era la ocasión perfecta para tomar una copa en “La Senda” (supongo que todos recordáis como habíamos bautizado a la calle donde estaban los pubs: Boris, Nerea, Ficus y Oboe), aunque comenzaríamos enfrente de La Alameda: en La Antigua. A partir de aquí y con la noche que ya había caído sobre el cielo de Sigüenza, algunos optamos por volver a casa y otros continuaron (no se sabe hasta qué hora, como en su viaje a Palma de Mallorca) disfrutando de esos 25 años en los que el destino les había vuelto a unir.
Puedo decir, que a mí, que lo viví en primera persona, me siguen faltando las palabras para expresar todo lo que sentí este día. He visto y escuchado varias veces todo lo grabado, he vuelto a ver la proyección de fotos y a cerrar los ojos para regresar a nuestra juventud, y me sigue invadiendo la emoción por todo lo que compartí con vosotros. Espero que os haya sucedido lo mismo y que este encuentro se repita en unos años porque seguro que será igual o si cabe, mucho más especial. Por último quiero agradeceros a todos el cariño y el esfuerzo, pero especialmente a los organizadores por su buen hacer y por permitirme acompañarles. Allá donde estéis os mando a tod@s un beso fuerte y un hasta siempre.
 


UNA TARDE DE INVIERNO...
   
Tengo frío. Nieva desde hace dos días.
No podemos subir al oasis; no podemos salir al patio; no podemos llamar a casa; no podemos pisar la calle.
Si me asomo desde la ventana del dormitorio veo, como títeres, a las personas que intentan mantener el equilibrio por la acera. Si me asomo desde la del estudio veo, como estatuas, los coches aparcados y cubiertos de nieve. Lo peor de todo es que aún es miércoles y todavía quedan dos días para el viernes.
Acaba de sonar el timbre y aunque sólo sirva para despertarnos de la hora que llevamos aquí sentados, antes de ir a clase, nos cambia de ubicación. El estudio es obligatorio, como el silencio.
Por el camino hacia la clase he coincidido con algunos compañeros. Tristeza. La nieve nos atrapa más de lo habitual. Aunque vamos bien abrigados, rehuimos de rincones fríos y solitarios. Algunos llevan con la misma ropa desde el lunes.
Al llegar a clase, en la segunda planta al fondo del pasillo a la izquierda, esperamos sentados en los sitios de siempre a que llegue el profe. Tal como están las calles lo tomará con calma. Viene de Ursulinas, de la clase anterior, y hasta aquí sufrirá lo suyo con la nieve y el hielo.
Mientras escribo esto me llueven papeles por arriba, por los lados me disparan con canutos y de reojo veo a algunos jugando a las cartas la partida más larga de la historia. Un compañero está en la pizarra borrando las payasadas que otro intenta escribir. Otro lanza tizas a las últimas filas. Los más tranquilos parecen no tener prisa por abrir los libros. Los más nerviosos esperan en la puerta de clase y si el profe no llega en cuarto de hora, marcharan a la puerta del cole lejos de ojos represores, encenderán un pitillo y huirán de la rutina.
Se acerca José Ignacio, me mira, se asoma a la hoja que estoy garabateando, entre risas me pregunta que escribo. Viene Expósito y me pide cinco duros, como no los llevo se marcha a hablar con Cremades. Llorente siempre tiene frío y las manos azules de frotarse en los vaqueros. Galán y Ejapa están en el pasillo, asomados a las ventanas de la clase de francés. Allí Carrero y Use atienden a Esther, dice Arturo.
Mientras nieva, anochece. Pienso en lo que haré en el recreo, tras la merienda. Hoy nos dejan jugar al ajedrez, leer o quedarnos en el dormitorio. Pienso en mi familia, en lo triste que es el invierno en Sigüenza. No podemos jugar en el patio, nos congelamos. Y por eso escribo, mientras otros estudian, piensan o leen.
Aparece don Álvaro por el pasillo, aún está lejos. Ayuso y Plaza dan la voz de alarma, todos corren a sus pupitres. Como si no hubiéremos matado una mosca en dos días, morimos por oír clemencia. Se detiene en el quicio de la puerta, olfatea el aire que acaba de rielar; se palpa la amenaza. Se sube al estrado porque sabe que desde ahí lo vemos mejor. Con las manos en los bolsillos y el jersey gris desgastado pero bien planchado, aúlla.
- Si siguen ustedes con este alboroto, no habrá R-E-C-R-E-O. Incluidos los externos. Matiza.
La puerta abierta invita a la fuga para siempre. Me muero por sacar la hoja y seguir escribiendo, pero si me pilla me la rompe. Según sale Alvarito por la puerta nos miramos unos a otros. Lora, con los ojos entornados, hace una mueca. Nos reímos los de atrás y ello provoca la atención de las primeras filas. Se rompe la disciplina. Quedan veinte minutos para las seis.
Los del pasillo acuden de nuevo a ver a los de francés. Saco la hoja, continuo con mi chuleta, Segoviano vuelve a pasear por los pupitres. Alguien grita ¡viva Cristo Rey! Porque otro lo ha borrado de la pizarra. En pleno vuelo de aviones, papeles, cartas, copos de nieve y otros ovnis, desde la puerta gritan: ¡que viene!
Como jugada ensayada clavamos la pose. Espaldas rectas, miradas tensas, brazos relajados. Don Álvaro entra y sin pedir la palabra se sienta en la mesa del profesor.
- Tengo dos noticias, una buena y otra mala. Nos dice con los ojillos azules detrás de unas lentes amarillentas. No se escucha ni el silencio.
- La buena es que mañana deja de nevar y subiremos al oasis.
Los gritos y aplausos nos desbordan; llenos de entusiasmo y deseosos de libertad reímos.
- La mala es que están ustedes castigados sin recreo, sin merienda, sin cena y si siguen ustedes sin abrir un libro la próxima media hora se convertirá en un puñetero examen.
Mientras en la calle sigue nevando, los coches no se mueven y la gente intenta no caerse mientras camina.
Hogar, dulce hogar, acierto a escribir sin que me pille...
 
FERMÍN CABALLERO BOJART.
 
En el mismo lugar 25 años después...Parece como si el tiempo se hubiese parado.


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